Me inspiras , invisible ,
y yo voy a tu encuentro .
Veo tu ritmo venir,
lento, pero a tiempo.
Obedezco tus deseos ,
palpándote hambriento,
hechizado y ebrio de mi sustento.
Custodias mi placer ,
entre los cantos del viento ,
ese cómplice que amanece
junto a los pliegues,
del lado en que te miro.
Sin dueños , sin suspensos,
desnudamos nuestros cuerpos,
encendemos las partes mudas,
y luego de haberlo hecho,
acariciamos nuestros versos.