tu mirada fue un acierto, por siempre tú, elijo vivir sobre tu nombre, hago de tu nombre mi universo de tres sílabas, cuando escribo tu nombre siento el roce de tu tacto que has inventado para mí, para cuando llegue a extrañarte tanto... en noches como esta que tengo la inevitable tentación de escribirte cartas, ...y llegar a donde estés para que tampoco me extrañes, para que no me transformes en espina clavada en tu costado.
Sueño el instante exacto, el nuestro, el dual, el unánime, la caricia dispuesta, inconfundible, creo en ti, no detengo mis dedos al escribir un -te amo-, que- pervive y exige su lugar en la hoja que estaba en blanco,
estoy seguro de estar vivo por la mañana, cuando se abre el mundo sobre
tu beso, y todo este silencio danza como imagen móvil de tu ausencia,
entonces te nombro aunque dueles, musa lejana, algo de ti nunca está
ausente, luego te nombro y ya no dueles. Boca arriba, bajo la noche, misterio de estrellas y tú,
es hora de escribir que no te vayas de mi lado, decidir que debo
pedirte que nunca lo hagas, debería fumarme algún cigarro y tomar un
tequila antes de continuar escribiéndote, como en las películas de
escritores y poetas, pero me saldrían frases más literarias que
sinceras, además yo no fumo, tomo muy poco y sufro mucho de un
desasosiego que me invade cuando compartimos esta ausencia que no tiene
nada de cinematográfico, -quédate siempre a mi lado-,
te lo escribo aunque no tenga banda sonora de fondo, que permanezcas te
pido, canto la canción que dijiste te hace recordarme , y hay en mi voz
matices nuevos.
Quiero escribir con ternura esta noche,
la ternura es invaluable cuando nos visita aunque se quede breve
tiempo, permite inventar alguna oración de amor que luego olvidamos para
poder concebir otras, cuando la distancia lesiona de a poco la
esperanza, sí , escribirte, ahora que ésta dormita entre mis manos con
sólo evocarte, que no se escape antes que pueda escribir un -te necesito-
contundente, en el sitio exacto de esta carta, junto a mí, un arpegio
en la guitarra sueña robar tu atención, y un verso en mi cuaderno ha
enmudecido hasta no verte, esta desnudo mi insomnio, es verano cuando
las hojas de los sauces juguetean con el verde.
No eres azar,
nada de ti es ficticio, hay un Dios que dice que te conoce... cada que
tiene ocasión, me cuenta, o me inventa extractos de tu vida, para que no
me desvíe del camino que lleva a ti, hablemos de mi vida pero sin
nostalgias, luego cuéntame dónde estabas cuando la luna parecía
enamorada de la tristeza, cuando sabiendo que existías sospechaba que
sería difícil hallarte, el sol está al otro lado, más allá del océano,
llueve un poco afuera, en un fraccionamiento de casas idénticas hasta en
las goteras, es momento de continuar tu carta y contarte que te extraño
que me gustaría una casa lo más parecido a un hogar, quizás algún día
conozcas mis cabellos despeinados a la hora de levantarme, esa manía de
bañarme con agua fría hasta en invierno, mis desvelos leyendo libros
hasta altas horas de la noche, mis cuadros sin terminar, mis canciones
inconclusas, todos esos bocetos que sustentan mis ideales, los ruidos
raros que saco de la guitarra eléctrica.
Sí,
la noche acaricia el pasto húmedo, ese hogar parece un poco lejano pero
factible, tu beso parece cifrado pero posible, nunca improbable, pasan las noches por nuestras bocas intactas,
nuestras caricias imaginadas, quiero que sigas leyendo esta carta, no
hay punto de regreso, debes saber que también te necesito, que no quiero
huir hacia delante, ni hacia atrás, es mitad de agosto, quizás es
momento de celebrar el aire acuoso que nos evoca un reencuentro, algo
que parece un reencuentro sin habernos conocido antes, contemplando los
paisajes en que no estabas, me doy cuenta de cuánta falta me has hecho, y
me ubico bajo el sol de todos aquellos días que no sabía escribir cartas de amor, de todas esas veces que era incapaz de enviar cartas de amor.Te quiero.
Para ti.
Para ti.
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