Te doy gracias, por lo que me has dado, por aquellos besos largos y prolongados, que hoy se han truncado en dolor, porque no has sabido comprender, que era un amor final, desesperado.
Se me rompió la noche con la llegada de las luces del alba, y se abrió la mañana, pero yo seguí buscando estrellas apagadas que rompieron en la noche y se hicieron madrugadas…ya solo encuentro el sol, colgado de mi ventana, y me hace vivir con cantos en mi almohada, que alumbra lo que soy, bombilla de amor en la distancia.
Se nos ha roto el amor después de habernos amado tanto, de hacernos juramentos que han muerto en el olvido sin remedio, un amor que parecía increíble terminase… Se nos rompió en mil pedazos como estallido cruel de mil cristales, quedaron vacías mis manos… y hoy viajan vacías hacia nuevos horizontes.
Se mueren los silencios de mi piel en mi oído leve, y un néctar de placeres se pierden en los cronómetros, en la espesura de aquellas locuras sin par… Probé tu desenfreno, tu lengua probó cada línea curva de mi ser, cada aventura de tus manos resbalando por mi cintura...
Este vivir ya no es vida, nada es mío, solo es pasar las horas sin fin, sin luz en esta oscuridad, que me hace…amándote decirte adiós.
Ahora con las manos cruzadas en mi regazo, vacías y mustias, caigo en la cuenta que equivoqué el camino que ya es tarde para desandarlo, porque si se cruzaron el tuyo y el mío…hoy, van paralelos.
Lo leí en tu beso en mi frente, en tus manos tomando las mías con ternura, lo sentí, cuando omitiste tu abrazo, cuando prolongabas la partida.
Se nos rompió el amor en mil pedazos… hoy te digo adiós, y no me voy triste, no supiste ver, que era un amor final…desesperado.
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